Hoy quiero hablaros de un autor que he descubierto
por esas circunstancias azarosas de la vida y que me recomendaron vivamente, un hallazgo
inesperado y muy grato; se llama Víctor
del Árbol, tiene 46 años y es
el escritor de novela negra mejor valorado en la actualidad por la crítica. Su
última novela se titula Un millón de gotas y es un escritor que me gusta porque es un
hombre sencillo, cultivado, con los pies en la tierra cuya máxima es admirar a
las personas que luchan por sus sueños. Pero empecemos haciendo un recorrido
por la trayectoria de este autor que no tardará mucho en estar entre los
grandes.
Víctor del Árbol nació en Barcelona en 1968 y su
vida pudiera muy bien ser objeto de una novela. Es el mayor de seis hermanos y
su madre, a la salida del colegio, los dejaba en la Biblioteca hasta la hora de cenar, para
poder acudir a su trabajo como limpiadora; cuando leo cosas así siempre pienso
como un detalle, aparentemente sin importancia, puede cambiar el fututo de una
persona; pues bien, esto le permitió a Víctor
leer multitud de libros que alimentaron
su vocación de escritor. Estudió en el Seminario de Montealegre durante cinco
años porque un sacerdote de su barrio le habló de cambiar el mundo a través de
la religión y, allí mismo, decidió que
quería ser escritor cuando
ganó un concurso de redacción cuyo premio fue "Réquiem por un campesino español",
de Ramón J. Sender.
Abandonó
los estudios eclesiásticos a los 19 años cuando se enamoró y estudió historia del arte, con cierto disgusto
familiar sacó oposiciones como Mosso
d’Escuadra para la Generalitat donde trabajó durante 20 años, trabajo que le ha permitido acercarse al aspecto más humano
de las personas y conocer sus propios límites, pero hace dos, cuando
estuvo seguro de poder dedicarse exclusivamente a la literatura, lo dejó porque
la escritura había sido siempre su pasión.
En 2006 ganó el premio Tiflos de Novela con El
peso de los muertos, quedó finalista en 2008 en el premio Fernando Lara
con una novela aún inédita El abismo de los sueños y en 2011 escribió un éxito
editorial, que fue muy considerado por la crítica, sobre todo en Francia; se
trata de La tristeza del Samurai (Editorial alrevés, 500 páginas, 20
euros), que fue traducida a muchas
lenguas y ganó varios premios.
Es una novela que
tiene como telón de fondo la Guerra Civil en la Extremadura de 1941 y el golpe de estado de
Tejero y la Barcelona del 81. Un
asesinato cometido en los años cuarenta trae consecuencias tremendas en la
familia Alcalá a lo largo de tres generaciones.
Es una
novela que quita el aliento y que una
vez que la comienzas no puedes parar de leer porque es novela negra, con sus crímenes, secuestros, complots, torturas pero también con su historia de amor, de
rencor, lealtad, pasión y sobre todo es una novela bien escrita, bien
argumentada y con alma.
En enero de 2013
publica Respirar por la herida (otra novela larga 520 páginas , 20
euros, Editorial alrevés) con ella, dejó de ser un desconocido para convertirse
un autor minoritario muy respetado por
la crítica y los lectores más sagaces.
En este
caso el protagonista es Eduardo, un pintor atormentado para quien nada tiene sentido tras
la muerte de su mujer y su hija en accidente de coche. Vive 14 años una vida
mecánica, porque tiene que seguir respirando, hasta que una famosa violoncelista, Gloria
Tagger que también ha perdido a su hijo en un fatal accidente, le encarga el
mayor reto de su vida: pintar el retrato de Arthur, el empresario que segó la
vida del hijo de ella. Aceptar ese
encargo desencadena una espiral de emociones y acontecimientos trágicos. Con
cada pincelada, Eduardo va abriendo puertas que habría sido mejor mantener
cerradas, pero que, una vez abiertas, nada ni nadie podrá volver a cerrar.
El 13 de febrero de 2014 nos presenta Un
millón de gotas, es su proyecto más ambicioso y es la novela que me acabo
de terminar, en editorial Destino, son 665 páginas y cuesta 20 euros.
El título, ya de
entrada, es sugerente, es una idea
poética que de alguna manera impregna toda la novela la primera gota que cae es la primera que empieza a quebrar la piedra,
dice uno de sus personajes porque cuando a Laura le dicen que ella no puede
luchar contra el mal del mundo, ella responde que un océano es un millón de
gotas, un millón de personas como ella.
El punto de partida es una imagen de thriller,
cuando aparece el cadáver de un niño flotando en un lago que es el hijo de
Laura Gil, una subinspectora de policía que ha estado investigando durante años
una trama de mafiosos llamados la Matriuska. En represalia esta mafia mata al
hijo de esta mujer que deja de lado
todos sus principios éticos y morales y, aparentemente, se toma la justicia por
su mano asesinando cruelmente al jefe de
esta mafia Zinoviev. Cuando van a detenerla Laura decide que no va a ir a la cárcel y se
suicida. Este es el punto de arranque que luego nos lleva a la historia del hermano de Laura, Gonzalo, un chico de 40
años, buena persona, abogado mediocre, pero digno, que vive su vida tranquila,
de manera bastante anodina. Se ríe de sí mismo diciendo que para ser abogado
miente poco y por ello tiene pocos clientes. Este abogado, hace ya muchísimos
años que no se habla con su hermana por razones que se desvelan en la novela, aunque en la infancia habían sido dos hermanos
muy unidos.
Alcázar, un
policía excompañero de Laura, anuncia a
Gonzalo el suicidio de su hermana y a
partir de ahí se sume en una investigación porque él no puede comprender que
Laura haya asesinado a nadie y mucho menos que se haya suicidado. Poco a poco
el lector va descubriendo, al mismo tiempo que Gonzalo, que la muerte del niño
en 2001 tiene que ver con la historia del padre de Gonzalo y Laura, Elías Gil,
que fue espía en 1933 la Unión
Soviética.
Desde el principio se narran dos historias: la de
Elías 1933 y la de Gonzalo en la
actualidad y poco a poco, esas dos historias se van encontrando, cuando la del padre avanza hacia el futuro y la de
Gonzalo retrocede hacia el pasado. Son dos tiempos narrativos que convergen en
la misma historia; porque quiere
mostrarnos que todo lo que nos ocurre en la vida tiene una razón que está,
siempre, anclada a nuestras raíces.
Víctor dedica la novela a su padre, “por sus muros de silencios”, y refleja
muy bien lo difíciles que pueden ser las relaciones paternofiliales. Pero el caso de Gonzalo es
diferente porque como no ha conocido a su padre ( tiene cuatro años cuando éste
desaparece) se lo inventa a través de lo que otros le van contando, de lo que
lee en los periódicos, de lo que le cuenta Esperanza su madre; Cuando Gonzalo
investiga y descubre que su idea de
Elías no es veraz, necesita saber más aunque pueda llegar a doler
Elías se va a la URRSS, con 20 años cargado de
ilusiones para trabajar en el gran canal de Moscú, pero nada más llegar allí se
percata de la realidad de la esclavitud y escribe cartas a España pero esas cartas son
intervenidas y termina encerrado, acusado de ser un espía trotskista, en el
primer gran Gulag de Siberia, en Nazino, una isla de la era Estalinista con 4000 prisioneros confinados. Isla real,
histórica, que existió y de la sólo salieron
200 personas vivas, y del Árbol, crea la ficción de que Elías era una. Ahí, en
Nazino, muere la inocencia de Elías que
se da cuenta de que es comunista desde los 15 años y admira el comunismo sin
tener ningún argumento serio para hacerlo, como una gran utopía.
Y es que a Víctor
del Árbol le fascinan las grandes utopías
y considera el comunismo fue la mayor
utopía del siglo XX porque el trabajador llegó a creerse que podía asaltar el
poder, algo que fue posible durante un instante; y cuando Elías llega a la Unión soviética se da
cuenta de que aquello es una gran prisión donde se está esclavizando al pueblo.
Antes de ponerse a redactar cada novela Víctor del
Árbol sufre un largo periodo de convivencia con sus personajes, escribe su biografía
completa, cada uno en su libreta, y así consigue trasmitir al lector que el
personaje tiene un pasado, una vida propia; le hace sentir que en su vida han
ocurrido muchas más cosas de las que cuenta.
Además la estructura de la novela está precisamente
medida para que el lector no se pierda en el entramado de personajes e
historias y uno no se pierde sino que lo disfruta porque la información de la
intriga está bien dosificada y va avanzando al mismo tiempo que los protagonistas.
Es un thriller de connotación muy española y
mediterránea, muy apegado a nuestra historia y a nuestra cultura, una novela que no se queda
sólo en la trama policíaca sino que va literariamente más allá. Y que os
recomiendo vivamente como lectura para las vacaciones porque nos hace disfrutar
no solo de una historia entretenida sino de buena literatura: Un millón de
gotas, por Víctor del Árbol en editorial Destino.
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