martes, 10 de febrero de 2015

¿Existe el más allá? De la necesidad (onto)lógica de la trascendencia



Para muchos, no hay otra realidad que el “más acá”. Creen que la realidad consiste en una suma de cosas físicas (el universo que observamos) y psíquicas (nuestras misteriosas mentes, que para algunos, además, son una cosa física más: el cerebro). No hay más que eso (no hay más, por decirlo con Platón, que lo que vemos en la doble caverna, la exterior –la de mundo- y la interior –la del cráneo-, si es que no son una y la misma). ¿Es esto cierto?

Todas las cosas necesitan, para poder ser cosas, de cierta unidad. Es decir: necesitan un cierto límite (en el espacio) y una cierta permanencia (temporal); necesitan, en suma, una especie de “estructura” que resalte su identidad sobre el espacio y el tiempo. Pero dado que esta estructura ha de DISTINGUIR a la cosa del espacio y el tiempo, dicha estructura ha de ser DISTINTA a lo espacio temporal, es decir, carente, ella misma, de espacio y tiempo (si ella misma fuese espacio temporal necesitaría, tanto como las cosas, de algo que la delimitase y fijase en el espacio-tiempo).

Ahora bien: ¿en qué consiste esta estrafalaria “cosa” ajena al espacio y al tiempo? ¿Dónde está? ¿En qué sentido ocurre? Fijaos que no puede estar en ningún sitio (pues carece de espacio), ni puede ocurrir en ningún momento (pues carece de tiempo)… ¿Entonces?...

Algunos filósofos han pretendido demostrar que esta extraña “cosa” no es más que una suerte de “regularidad” en las cosas físicas. Pero una “regularidad” consiste en una misma manera de suceder ciertas cosas, y esa misma manera, ¿qué es sino un “patrón” o estructura sobresaliente al tiempo y destacable en el espacio?.. Otros han querido pensar que tales estructuras no son sino conceptos producidos por la mente. ¿Pero como la mente, que es un conjunto de procesos temporales, podría crear algo tan diferente de sí misma –es decir: algo tan absolutamente carente de temporalidad— como son estas "estructuras"?

Finalmente, otros tantos filósofos han tenido que reconocer que EXISTE EL “MÁS ALLÁ”, es decir, que existen “estructuras”, a las que a veces llaman FORMAS (o IDEAS), más allá de las realidades espacio temporales. Y que tales formas son las que prestan identidad al resto de las cosas, y también las que permiten conocerlas (formalizarlas con conceptos, describirlas mediante leyes y fórmulas)… Y que incluso si no existieran cosas físicas o psíquicas a las que dar forma, dichas formas o ideas continuarían existiendo igual, en ese más allá al que pertenecen.

A estos filósofos, por cierto, que admiten la realidad independiente de las formas, podemos denominarlos, en general, trascendentalistas, pues trascendente es la condición de todo aquello que no pertenece al dominio del espacio y el tiempo.

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