sábado, 29 de noviembre de 2014

La Sicilia de Montalbano

Por Laura Cristaldi



Una de las series más apreciadas en Italia es emitida los sábados por la noche por la 2. Las vicisitudes del Comisario Montalbano nacen de la pluma del veterano y prolífico escritor Andrea Camilleri.

Andrea Camilleri, nacido en 1925, es un artista polifacético: escritor, director y guionista de origen siciliano. Cuando en 1994 desde su prolífica pluma dio vida a la serie de novelas policíacas protagonizadas por el comisario Salvo Montalbano, quizás no se esperaba el éxito que la adaptación televisiva de la misma ha obtenido desde su primera emisión en la RAI italiana en 1999.

Sin embargo el mismo autor, que anteriormente fue guionista televisivo, confiesa que sus novelas tenían una estructura ideal para la adaptación a la pequeña pantalla. Y, tras 15 años de emisión en Italia, desde el año pasado también en España podemos sumergirnos en la realidad siciliana descrita por Camilleri y dirigida por Alberto Sironi los sábados por la noche en la 2.

Más que una serie, los episodios de El Comisario Montalbano son verdaderas películas, ya que duran casi 2 horas cada uno, pero no se hacen pesados gracias a la variedad de los personajes que se mueven en un escenario idílico, como la costa meridional de la estupenda isla de Sicilia.

Un total de 26 capítulos emitidos a lo largo de 9 temporadas (se preve que pronto empiece el rodaje de una décima compuesta al menos por dos episodios, correspondientes a las dos últimas novelas publicada por Camilleri) y que en Italia tienen una media de 10 millones de espectadores por cada estreno y las réplicas que sigue emitiendo la RAI no bajan de estas cifras. Se trata de un caso singular: Montalbano no cansa, el público ya conoce trama y desenlace de un particular episodio pero lo vuelve a ver una y otra vez.

El protagonista de la serie de aventuras de Camilleri se llama Montalbano como homenaje que el escritor italiano ha querido hacer al inolvidable escritor catalán Manuel Vázquez Montalbán, cuya serie policíaca protagonizada por el detective Pepe Carvalho fue la musa inspiradora que llevó al ya anciano Camilleri a cimentarse con su propia serie de novelas policiales.

El Montalbano de la televisión, magistralmente interpretado por el actor Luca Zingaretti, que, tras tantos años, se ha “casado” con su propio personaje, es un comisario agudo, inteligente, que se deja guiar por el propio instinto para resolver los casos más disparatados; no le gusta seguir las reglas, ni los juegos de poderes.

Montalbano no tiene ordenador en su mesa, ni teléfono móvil y conduce un viejo Fiat Tipo. Los placeres de su vida son otros, como el buen comer… no hay capítulo en el cual no le veamos alabar algún plato cocinado por su sirvienta Adelina o algún pescado fresco propuesto por Enzo a orillas de la playa o Calogero en el centro de Vigata. Montalbano tiene una regla estricta: no se habla mientras se come; saborea los platos en riguroso silencio, normalmente acompañados por algún buen vivo (blanco con el pescado, rojo con la carne, como mandan las reglas del buen comer) y sólo al haber terminado retoma sus conversaciones, por cuanto urgentes sean.

Le vemos acompañado por sus fieles colaboradores: el mujeriego Mimì Augello, el tímido Giuseppe Fazio, el ocurrente Galluzzo y el inimitable Catarella, el encargado de la centralita y experto de ordenadores que vuelve loco al comisario por su forma bizarra de referirse en los mensajes y modificar los nombres con fantasía. Su novia Livia vive en Génova, a más de mil kilómetros de distancia y la lejanía a veces juega malas pasadas; Salvo suele ser fiel, más enamorado de su trabajo que de las bellezas mediterráneas que a veces le rodean.

Hablando de Sicilia, es normal asociar el nombre de la región a la mafia y, efectivamente, en algunos episodios, Montalbano se encuentra con delitos de origen mafiosa y enfrentamientos entre las familias más influyentes de la zona, como los Sinacra. Aunque no todo es mafia y varias veces se puede ver cómo “normales” delitos pasionales se cuelan detrás de indicios que en primera instancia harían pensar al crimen organizado. 

 

Montalbano y sus colaboradores resuelven los casos “a la vieja manera”: no hay pruebas de ADN ni chismes complicados, más bien mucha intuición y psicología. En este sentido la serie parece mucho más realista que las americanas, con una comisaría que tiene que luchar con la falta de fondos y medios y que, para obtener alguna respuesta como comparación de huellas dactilares o balística o pericia caligráfica, hay que pedirlo al despacho correspondiente, ponerse a la cola y esperar con paciencia.

Además de en España, la exitosa serie ha sido traducida y emitida en otros 16 países de Europa y del mundo. Cierto es que, trasladada a cualquier otro idioma, los varios capítulos pierden algo de la gracia que nos produce a los italianos, en cuanto el original reproduce el acento y cadencia típicos de la región de Sicilia. Así como en las novelas de Camilleri no faltan referencias al dialecto siciliano, así la serie está plagada de palabras típicas de la isla e imita el habla de la zona.

Gracias a la magia del digital terrestre, con sencillamente pulsar un botón en el mando de la tele se puede seleccionar la emisión en lengua original. Y esto es lo que aconsejo a todos los lectores… no importa si no habláis italiano y aún menos vais a entender el lenguaje siciliano, pero por lo menos os podéis hacer una idea de la genialidad de la serie y que tanto éxito le ha permitido cosechar en Italia.

Podréis escuchar así el extravagante doctor Pasquano llamar gabbasisi a sus atributos masculinos cada vez que Montalbano se los intenta “romper” porque quiere informaciones sobre un cadáver antes de tiempo, o cómo Salvo se presenta o contesta al teléfono con una inversión de sujeto y verbo tan típica de la zona: Montalbano sono. U otras palabras típicas de la región, como picciotta para definir a una chica, meschino para describir a un pobrecito o travagghiari para trabajar (a los españoles podrá parecerles normal, pero en italiano se dice lavorare).

Otra clave del éxito de la serie es su inmejorable ambientación. Los nombres de pueblos y ciudades son ficticios, pero reflejan lugares reales que han sido escogidos para rodar las escenas. Así que la irreal Vigata no es otra que Porto Empedocle, el pueblo nativo de Camilleri, Montelusa, corresponde a la ciudad de Agrigento. La preciosa casa en la playa de Montalbano en la ficticia Marinella se encuentra en la localidad de Punta Secca, en el municipio de Santa Croce Camerina. La plaza al lado de la mansión donde, al principio de cada capítulo, vemos el comisario nadar en el mar (sea cual sea la temporada), ha sido renombrada Piazza Montalbano.

Casi toda la serie se ha rodado entre las provincias de Ragusa y Agrigento, con algunas escenas ambientadas en zonas de Trapani y Siracusa. El suntuoso despacho del superintendente de Montelusa es efectivamente un edificio gobernativo, sede en realidad del ayuntamiento de Scicli.

Estos lugares se han convertidos en tan famosos y familiares que hay circuitos turísticos a tema para visitar “los lugares de Montalbano” y últimamente, gracias a la internacionalización de la serie, están atrayendo a más turistas extranjeros.

En 2012 se ha estrenado, con igual éxito, la miniserie compuesta por 6 capítulos El Joven Montalbano, emitida en España la pasada primavera. En este spin-off hemos vuelto atrás en el tiempo, a principio de los 90, cuando al joven comisario le asignan el puesto en Vigata. El actor Michele Riondino interpreta a Montalbano en sus primeros años como comisario y podemos ver cómo conoce a los varios colaboradores en su versión joven.

En septiembre se ha empezado el rodaje de una segunda temporada compuesta por otros 6 capítulos y que debería estrenarse en Italia el año que viene. Esperemos poderla ver pronto también en España.

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