jueves, 15 de enero de 2015

Fotomicrografía: cuando la microscopía se convierte en arte

Por Laura Cristaldi @Laura170178

Bernardo Cesare / micROCKscopica

Con el término fotomicrografía o fotografía microscópica se define el conjunto de técnicas fotográficas que permiten obtener esas imágenes con una ampliación mínima de diez veces. La fotomicrografía se utiliza desde el siglo XIX para la investigación biológica, ya que permite hacer visible lo invisible. Entre los pioneros de estas técnicas se encuentra el fotógrafo ruso-estadounidense Roman Vishniac, apasionado de la biología y la zoología. Hasta finales del siglo XX era habitual acoplar cámaras SLR a microscopios óptico para obtener micrografías, sin embargo, con el desarrollo de la fotografía digital y de la microscopía electrónica, se han creado instrumentos específicos.

La aplicación científica de la fotomicrografía no se limita al estudio y diagnóstico clínico y biológico, sino que abarca campos como la metalografía y aplicaciones industriales. Además, gracias a concursos organizados por los mayores fabricantes de microscopios y cámaras para microscopía, se ha convertido en una auténtica rama artística de la fotografía.

Son muchos los apasionados de biología, geología, entomología y otras ciencias naturales que se deleitan buscando la belleza en lo más pequeño, inmortalizando imágenes espectaculares y atractivas. Por ejemplo el Dr. Bernardo Cesare, profesor de geología de la Universidad de Padua (Italia), desde hace años utiliza sus fotografías microscópicas también con fines artísticos. El profesor Cesare se ocupa de rocas metamórficas, de la origen de los magmas graníticos, de minerales y de las pequeñas inclusiones que estos contienen. Para documentar sus estudios siempre ha utilizado la fotografía y, al darse cuenta de la belleza de las imágenes capturadas, ha ido más allá de la mera utilidad. Sus estampas han sido expuestas en exhibiciones científicas y de mineralogía en museos de Ciencias Naturales en Italia, España, Francia, Alemania, Reino Unido, Hungría y Estados Unidos, y publicadas en revistas fotográficas, calendarios y periódicos científicos.

Visitando la página web http://microckscopica.altervista.org/en/ se puede tener una idea del trabajo del profesor Cesare, que él describe de forma muy sencilla: “Coged una piedra, haced una lámina muy sutil hasta que sea transparente, ponedla entre dos polarizadores, colocad una luz detrás y sacad una foto de lo que se ve…”. La verdad es que no es tan fácil como parece; tanto en microscopía como en fotografía hay muchos aspectos a tener en cuenta para que el resultado sea satisfactorio: la calidad de los instrumentos, la preparación de la muestra, la iluminación y ese toque artístico que no todo el mundo tiene.

Los resultados son auténticas obras de arte, como se puede observar echando un vistazo a sus galerías de fotos: http://microckscopica.altervista.org/en/galleries. Las rocas que proceden desde varios rincones del mundo desvelan sus secretos al microscopio, enseñando cómo en las sutiles láminas obtenidas desde comunes piedras se esconden color, belleza, elegancia y gracia. Las imágenes ilustran tanto la geometría y el orden riguroso del desarrollo de los minerales, como el caos y la irregularidad que caracterizan los procesos naturales de formación y evolución de la Tierra. Las microfotografías de rocas son intrigantes, no solamente por su naturaleza inusual y riqueza cromática, sino también por la misteriosa atmósfera que les acompaña y que permite viajar con la fantasía.

Efectivamente, la técnica de contraste de microscopía óptica que permite obtener imágenes más espectaculares es la polarización, que regala unos colores brillantes. Otro ejemplo son las fotos realizadas observando bebidas alcohólicas, cuyos cristales ocultan más de un secreto.

La página web http://bevshots.com/ es buena muestra del arte escondida en los alcoholes. En sus galerías podemos notar cómo se observan varios tipos de cerveza, vinos, cócteles, licores y combinados a través de un microscopio polarizador. A medida que la luz se refracta a través de los cristales de la bebida, las fotos resultantes tienen magníficos colores y composiciones.

Pero el arte a través del microscopio se puede encontrar también en la biología, como nos hace ver el Dr. Feran Federici de la Universidad de Cambridge (Reino Unido). En su caso la técnica utilizada es la de la fluorescencia, particularmente indicada para la observación celular y que se basa en rayos de una determinada longitud de onda que iluminan las muestras aplicando determinados filtros y fluorocromos para identificar partículas como bacterias, vitaminas, proteínas, etc.

El profesor Federici, a través de sus fotomicrografías, demuestra que plantas, bacterias, y cristales también pueden tener arte. Apasionado de fotografía desde pequeño, el profesor se dio cuenta en seguida de que el brillo, los colores y los patrones observados al microscopio tienen un fuerte impacto visual y que este aspecto puede acercar el gran público a las ciencias naturales.

Otra rama de la microscopía fuente de imágenes espectaculares, pero esta vez no al alcance de cualquiera, es la microscopía electrónica (SEM = Scanning Electron Microscope). Si para adquirir un microscopio óptico el presupuesto puede variar entre los 300 € y 5.000 € (según marca, técnicas a utilizar, calidad, accesorios a incluir etc.), para un microscopio electrónicos los “ceros” se multiplican y solo entidades especializadas pueden permitirse una tecnología tan avanzada. A través del sitio http://www.micronaut.ch/product-category/new-micronaut-sem-images/ se pueden observar estupendas imágenes obtenidas por el Dr. Martin Oeggerli, de nacionalidad suiza, con estos sofisticados instrumentos, también convertidas en arte.

 Bernardo Cesare / micROCKscopica

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