jueves, 22 de enero de 2015

Secuestrados a base de cachetes

Por Ramón Ruestes Faire @RRuestes


Se me presenta una película española de terror sobre un secuestro. Dentro de la temática del secuestro y calificando la película como terror, me dispongo a ver una película con un alto contenido en violencia, o en su caso con situaciones difíciles de explicar. Eso segundo si se sucede, aunque no como se esperaba. Recuerdo con cariño Funny Games US (2007), con la semidiosa Naomi Watts, con una violencia y una tensión dignas de mencionar.

La trama empieza con una buena escena, hecho que nos presupone para una buena película. Luego resulta que la escena prácticamente no tiene nada que ver con el film. El argumento está lleno de despropósitos, lleno de incongruencias.

Los secuestradores si tipifican desde un principio como el jefe, el malo y el bueno, sin más profundidad que esa. La tensión de descubrir quiénes son o sus motivaciones tampoco tarda en desvanecerse, básicamente cuando el bueno muestra su rostro a la cámara, curiosamente el único personaje no secuestrado que aparece en el inicio de la película. Una primera parte de la película chapucera que termina cuando estos nos muestran sus métodos. Su forma de intimidar es dar cachetes y suaves bofetadas, siempre con guantes, a los secuestrados. La sensación de risa invade mi cuerpo, y no puedo evitar recordar Sharknado (2013), aunque esta tiene los despropósitos como eje central del film. Con la presentación de los secuestradores y sus métodos la película llega a un punto de no retorno, por muy buena que sea la segunda parte, no se mejorará el conjunto.

En la segunda parte de la película, se confunde, una vez más, los gritos con el terror. Ver a una mujer y a una adolescente gritar no implica que la película dé miedo o que las escenas sean sobrecogedoras. Los secuestrados se intentan escapar sin demasiada dificultad, visitas a la casa, y unos efectos que dejan mucho que desear.

La parte final de la película intenta mejorar, aunque la dirección no la deja. Cuando el film consigue producir cierta sensación de tensión en un par de escenas, nos colocan una pantalla dividida, dejando la tensión por los suelos. Así llegamos a un final aceptable, pero el punto de no retorno hace tiempo ya que se sucedió.

El reparto se une al nivel de la trama. Los personajes protagonistas son complemente planos, no crean ninguna afinidad con el espectador. Cabe destacar el papel desastroso de Manuela Vellés. Su personaje se queda en el limbo al principio y así sigue hasta el final, sin prácticamente ningún dialogo más que unos gritos y sollozos que no convencen. Ana Wagener se nota desganada en su interpretación. Al principio del film, sin secuestro aún, su interpretación ya se ve muy forzada, nada creíble, al igual que Fernando Cayo. Parece que ninguno de los tres protagonistas se cree el film, en ningún momento dudo de su calidad.

En resumen, Secuestrados deja mucho que desear tanto a nivel de trama, como en el reparto y los efectos. Un final aceptable que no puede levantar el film.

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