miércoles, 4 de febrero de 2015

Open Windows

Por Ramón Ruestes Faire @RRuestes


Seguimos con el cine español con representación en los Goya de este año. En esta ocasión toca hablar de Open Windows. Su director, Nacho Vigalondo, ya destacó con Los Cronocrímenes (2007), triunfando en el Fantastic Fest de Austin en 2007 con tres premios, entre los cuales destacan el de Mejor Película y Medalla de Oro del Jurado. Además, tuvo su paso por el preciado Festival de Sitges del mismo año y se quedó a las puertas del Goya a Mejor Director Novel en 2008. Con Open Windows vuelve a la alfombra de los Goya con una nominación a los Mejores Efectos Especiales.

Open Windows nos cuenta la historia de Nick, un joven fan de la actriz Jill Goddard. Tras ganar una cena con ella y que esta la cancelara a su antojo, un anónimo a través de la red le propondrá la forma de compensarlo. Este es solo el punto de partida, el argumento se desarrolla a una velocidad casi mareante.

La trama se plantea como algo original en un inicio. Una voz o personaje externo manipula toda la trama a través del ordenador del protagonista, debidamente pirateado. Se crea una situación de pantalla múltiple que marcará el formato de la obra. Ya tenemos dos puntos o características cruciales de la obra.

Primero, el uso de la pantalla múltiple del ordenador. No estamos ante una película de cámara en mano o metraje encontrado al estilo REC (2007). En esta ocasión, un portátil nos muestra diferentes escenarios cambiantes, aunque la acción no es simultánea en todos ellos. Un matiz novedoso y actual, con un gran trabajo en la confección de las imágenes creadas por las nuevas y/o futuras tecnologías.

El siguiente punto a destacar de la obra es la manipulación de la trama por parte de un tercero. El punto novedoso de la manipulación externa se desprende en un inicio, gracias al formato en que se muestra. A lo largo del film, se hace imposible no pensar en films como Última Llamada (2002) o Grand Piano (2013). En Última Llamada el anonimato y la claustrofobia son ejes fundamentales para crear una magnífica obra de suspense. En Grand Piano se juega con el público y la música para dar mayor sensación de tensión, aunque el film decaiga a medio camino. En Open Windows, el ordenador o las nuevas tecnologías forman el eje central de la obra y conducen la tensión a lo largo de todo el film. Con tales comparativas, no podemos hablar de una idea novedosa, más bien innova en una idea ya forjada.

La velocidad de la trama también es parte fundamental del film. La obra engancha al espectador desde el inicio y mantiene la tensión a lo largo de toda la película gracias a sus constantes giros hasta el final. Dichos giros llegan a rozar lo rocambolesco en alguna ocasión, aunque gracias a ellos se mantiene la tensión en el film sin llegar a perjudicarlo. Un buen grado de acción y una música más que adecuada, complementan un trepidante film.

Dicho todo esto, la obra desprende un regusto cómico desacertado por completo. La aparición de un trio de hackers franceses a lo Movie 43 (2013) da una pausa a la obra en un inicio aunque, durante su desarrollo, es un completo lastre.

El reparto está encabezado por Elijah Wood, el cual parece que le ha cogido el gusto a interpretar a personajes peculiares, tal como vimos en Maniac (2012) y ahora en Open Windows, sin duda una buena noticia para el género. En esta ocasión, Elijah Wood interpreta de forma correcta a Nick. La película no exige una gran interpretación, dado que la trama sostiene la obra por sí sola. Comparte escenario con Elijah Wood la ex actriz porno Sasha Grey, interpretando a la famosa actriz Jill Goddard. Cabe decir que a ella se le exige una interpretación más morbosa que dramática, hecho que cumple con creces.

En resumen, una trepidante película de suspense. Una evolución innovadora de las películas de suspense con manipulación externa gracias a la introducción de las nuevas y/o futuras tecnologías y complementada por unos trabajados efectos especiales.

En lo referente a su nominación a Mejores Efectos Especiales en los Goya de este año, cabe destacar en su categoría a las claras favoritas para triunfar en el certamen como El niño (2014) o La isla mínima (2014). Al ser su única nominación y la innovación que encarna, no sería descabellado que se alzará con él, aunque lo tendrá muy complicado.

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