sábado, 5 de julio de 2014

Expiación (Por Andrea Leda Gómez Martínez)


Título: Expiación.

Título original: Atonement.

Autor: Ian McEwan.

Editorial: Anagrama.

Número de páginas: 435.

ISBN: 9788433976550.

¿Sabías que…?: La adaptación para la gran pantalla de esta novela está protagonizada por Keira Knightley (Cecilia Tallis), James McAvoy (Robbie Turner), Saoirse Ronan (Briony Tallis) y Benedict Cumberbatch (Paul Marshall).

En el verano de 1935 Briony, la benjamina de la familia Tallis, acaba de terminar su obra Las tribulaciones de Arabella y espera con ilusión la llegada de su hermano mayor León junto a su amigo Paul Marshall para representarla y darle así la bienvenida al hogar familiar. Su hermana Cecilia se pasea por la gran casa de campo mientras fuma y se martiriza por las notas mediocres que ha obtenido en la universidad. La señora Tallis pasa la mayor parte del día recluida en la oscuridad de su habitación debido a sus molestos casos de migrañas, mientras su marido permanece en Londres a causa de su trabajo para el gobierno británico. El joven Robbie Turner, hijo de la criada de los Tallis, ha regresado después de obtener las más altas calificaciones de su curso en Cambridge.
Los hechos se suceden en una calma extraña, superficial. Ni siquiera la llegada de los sobrinos de la señora Tallis, la coqueta Lola y sus hermanos gemelos Pierrot y Jackson, parece romper la tranquilidad irreal de la casa. Y sin embargo, a medida que avanzamos en la lectura, tenemos la sensación constante de que algo malo va a pasar. El ambiente enrarecido puede sentirse en cada línea, en cada página. El autor maneja con gran ingenio las expectativas del lector, que espera con ansia el suceso clave que dé sentido al título de la novela y que libere por fin la tensión que bulle en la casa Tallis.
Y este suceso llega y no defrauda al lector. Con sutileza pero con contundencia alcanzamos el punto álgido de la primera parte y este hecho desencadena por su gravedad el resto del relato, trastocando la vida de la familia Tallis para siempre.
Ian McEwan nos regala una novela bellamente escrita, una historia donde se nos presentan temas de importancia capital como la culpabilidad, el paso a la edad adulta, el rencor o la redención. Y sin embargo no se trata de una historia moralista o pesada, sino que la narración es ágil y entretenida.
La primera parte de Expiación es absolutamente brillante. La historia de los primeros días del verano de 1935 en la casa Tallis está narrada en tercera persona desde diferentes puntos de vista. Los mismos sucesos son vividos por los distintos personajes y podemos así ver cómo reaccionan ante ellos y conocer sus más íntimos pensamientos.
De esta forma nos adentramos en uno de los personajes más importantes y más atractivos de Expiación, el de la pequeña Briony. La joven Tallis es una chica de trece años con una única pasión: escribir. Y gracias a Briony y a su manera de ver el mundo, el autor nos ofrece una prosa cuidada y poética. También se presentan ante el lector reflexiones muy interesantes sobre el arte de la escritura. El personaje de Briony personifica esa época extraña del ser humano en la que no es un niño, pero tampoco es un adulto. Y debido a su doble condición de escritora en ciernes y pequeña adulta, Briony se cree Dios en un mundo que piensa que puede controlar y entender por completo, aunque no sea así.
Los tensos encuentros entre Robbie y Cecilia o la joven Lola (Una especie de Lolita creada por Nabokov pero a la inglesa) son otras de las razones por las que la primera parte de esta novela se desarrolla con gran dinamismo. 
Toda la primera parte está ambientada en la Gran Bretaña de  los años previos al arranque de la Segunda Guerra Mundial, por lo que el lector podrá así adelantar (con cierta crueldad) aquello que se avecina sin que los personajes lo sospechen.
Tras el suceso (tranquilo/a, no pienso contar nada sobre ello) llega la segunda y tercera parte, donde la guerra invade  la vida de los personajes de Expiación y les afecta de muy diferentes formas. Si bien la segunda parte pierde el ritmo vibrante de la primera, la narración de la lucha del hombre en medio de la desesperación de la guerra es intensa y emocionante. La tercera parte nos muestra el Londres poco antes del blitz y los personajes de Expiación se reencuentran para intentar cerrar (en la medida de lo posible) las heridas abiertas durante el caluroso verano de 1935.

Un epílogo desgarrador  pone el broche de oro a un libro magnífico. Como en Invisible de Paul Auster, el autor juega con el lector incluyendo diferentes dimensiones dentro de la historia. En estas últimas páginas se nos muestra de nuevo la genialidad de McEwan. Éste confiere una profundidad al relato que el lector tan solo pudo llegar a entrever a lo largo del resto del libro, y que enriquece la novela de forma soberbia. 

                                                                                               Andrea Leda Gómez Martínez.

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