Por José Sánchez Conesa
En el caserío de Los Pedreños (El Jimenado) nos encontramos con una
de las casas más antiguas que aún se habitan en el Campo de Cartagena,
después de siglos. Sigue en pie, con su escudo heráldico y su reloj de
sol del siglo XVIII, porque su propietario, Domingo Pedreño Ros, es un
hombre con enorme sensibilidad por nuestro pasado, como acredita su
licenciatura en Historia y la preparación de su tesis doctoral. Ha
tomado parte en los Congresos Etnográficos con trabajos como La
arquitectura popular en el Campo de Cartagena: El Jimenado, publicado
en la Revista Murciana de Antropología. A su pueblo, del que fue alcalde
pedáneo, le ha dedicado Historia de El Jimenado. Tomo I: De los
inicios a los Reyes Católicos. Recientemente presentó en el Museo
Militar de Cartagena (Antiguo Parque de Artillería) un libro escrito por
él, teniente de Infantería de Marina, sobre El Regimiento España de
Infantería Veterana al servicio de la Real Armada en el siglo XVIII.
Defensa de plazas de Ultramar y operaciones navales. La publicación
está auspiciada por la Hermandad de Veteranos del Regimiento España, en
la que está muy comprometido.
El Jimenado romano y árabe
El Jimenado cuenta con varios asentamientos romanos como indica la
carta arqueológica realizada por Luis de Miquel Santed: la Casa Galtero, los Aljibicos, los Rentes, la balsa de la Venta Nueva, el Porvenir, las
Postas, el Duende, el Hueso, la Casa Grande, Santa Cruz o Chacón. La
mayoría se datan entre el año 150, antes de Cristo, al año 200 de
nuestra era y nos han dejado en esos cuatrocientos años de presencia
civilizadora monedas, restos de cerámica, ánforas, un puente y balsas
romanas. En la finca Galtero excavó Federico Fuentes Miralles un
complejo industrial y residencial del siglo I antes de Cristo, con
calles empedradas, tres balsas para macerar esparto y almazara. Andrés
Nieto apunta la posibilidad de una posada romana en la Venta Nueva.
Todos estos enclaves se hallan cercanos a la importante vía de
comunicación que nos unía con el centro de la península, la Vía Cartago
Nova-Complutum, la carretera general de toda la vida.
Los musulmanes se instalan en estas tierras y construyen aljibes, uno
de ellos el de Ibn al Salt, después aljibe menado (almenado), un aljibe
muy protegido debido a la escasez del agua, que derivó en Al Ximenado,
hoy El Jimenado. El citado depósito de agua se situaría en la plaza
frente a la iglesia del pueblo, según relata Domingo Pedreño. Los
profesores Robert Pocklington, Juan Torres Fontes y Ángel Luis Molina
Molina, entre otros, han estudiado este periodo histórico medieval.
Se coteja el apellido Pedreño por primera vez en el año 653. Del
noble Pedreño es hijo el capitán don Juan Pedreño, jefe militar de don
Pelayo, el que inició la lucha contra los musulmanes en Covadonga. Los
Pedreños proceden de Pedreña, en la bahía de Santander. Llegan a Murcia a
comienzos del XV para repoblarla y ocupan tierras en El Jimenado,
controlando la producción de grano y de ganadería caballar, unos datos
que estaban en la tradición oral familiar y que la investigación ha ido
confirmando. Torres Fontes lo destaca con sorpresa, ya que siempre se ha
pensado en Andalucía, Murcia fue importante centro de
producción y cría caballar.
Visita real
La vieja les contaba a los pequeños que los Reyes Católicos
estuvieron allí para adquirir grano y caballos para la guerra de Granada
contra los infieles. Domingo al escuchar aquello exclamó: «¡Tío Juan,
esa ya es muy gorda!». Lo cierto es que Juan Torres Fontes, catedrático
de Historia Medieval de la Universidad de Murcia, encontró un acta
capitular de 26 de abril de 1488 con las medidas a adoptar para la
organización de la visita real a Murcia. La visita duró tres meses,
durante la cual los reyes se desplazaron a Cartagena y todo podría
apuntar a que se alojaron en la Venta del Jimenado, muy conocida por los
pleitos del ventero con el Concejo en 1502.
Herejes y esclavos
Los Pedreño y Los Rocas de el Jimenado participan de la Inquisición,
un organismo de control religioso y político contra judaizantes y
moriscos, herejes de todo tipo, gentes que cometen inmoralidades y
practican supersticiones o disidentes políticos. Según Domingo Pedreño,
durante el siglo XVII la familia Pedreño tiene la concesión de
transportar el grano correspondiente a la Inquisición al Pósito del
Almudí de Murcia y de allí a La Mancha, donde se distribuía por todo el
reino. La flota la componían 20 carretas tiradas por bueyes.
Uno de los Pedreño, Alfonso Roca Pedreño, fue nombrado en 1776
Teniente Receptor del Santo Oficio de la Inquisición del Reino de
Murcia, el tercer cargo en importancia dentro de esta organización. El
teniente controla una comarca. Otros alcanzaron cargos inquisitoriales
como comisarios, calificador o prior. Domingo, en una de sus pesquisas,
dio con el testamento de Juan Pedreño Almagro, en 1685, quien deja a sus
herederos, entre otros bienes, la propiedad de dos esclavos: Juan
Bautista, de color blanco, de 16 años, y la negra Susana María, de 24
años.
En las visitas que organiza para los amigos el dueño nos muestra la
historia familiar y unas misteriosas pinturas murales, unas estrellas
que podrían estar relacionadas con los Templarios y que pudieron
difundirse por los franciscanos del monasterio de San Ginés de la Jara.
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