domingo, 21 de septiembre de 2014

Hijos del Tercer Reich: Una serie que emociona

Por Natalia Mitov


Hace unos cuantos años un irlandés llamado John Boyne tuvo la genial idea de escribir un libro que abarcara la temática nazi (especialmente lo referente al Holocausto) a través de los ojos inocentes de un niño alemán. Como era de esperar, el libro triunfó y se produjo un gran boom: de repente en las carteleras de los cines había un montón de películas sobre nazis; de repente se escribía muchísimo sobre nazis y, aunque la temática iba desde el espionaje a la Resistencia pasando por sabotajes dentro del propio Reich, todos coincidían en mostrar una visión totalmente contraria al nazismo.
Hijos del Tercer Reich es distinta. Esta TV Movie alemana se centra en ese aspecto del nazismo del que pocas veces nos han hablado: los jóvenes alemanes que luchaban por su país, no por Hitler. ¿Cuántas veces habremos oído el típico comentario de “es que todos los alemanes eran unos nazis”? Bien, puede que todos los nazis fueran alemanes, pero no todos los alemanes eran nazis y eso es precisamente lo que nos enseña Hijos del Tercer Reich.
Hijos del Tercer Reich (Unsere Mütter, unsere Väter en alemán) consta (de momento) de una temporada de tres capítulos de una hora y media de duración cada uno. Cuenta la historia de cinco amigos que sólo quieren hacer realidad sus sueños en un mundo loco por la guerra. Una guerra que les hará madurar, que les hará darse cuenta de cuán frágiles son los sueños cuando a tu alrededor sólo hay desesperación y muerte.


La historia comienza en Berlín. Wilhelm y Friedhelm Winter son dos hermanos que están a punto de partir hacia el frente ruso. Wilhem es un chico serio y responsable. Es teniente y por supuesto es el orgullo de su padre, no como Friedhelm. El pequeño de los Winter preferiría quedarse en casa leyendo sus libros de poesía antes de ir a una guerra que “sólo servirá para sacar lo peor de nosotros”. Sin embargo es un hombre joven y como buen alemán, su deber es luchar por su patria, igual que Wilhelm.
Ya tenemos a dos de cinco, así que pasemos a conocer a los otros tres: Charlotte, Greta y Viktor. Ellos y los hermanos Winter son amigos desde la infancia. Charlotte es una chica tímida, rubia, de ojos claros…el modelo de la perfecta chica aria y como buena patriota, Charlie quiere ir al frente a trabajar como enfermera, a curar a los valientes soldados que luchan por Alemania. Puede que parezca un poco nazi, pero realmente es una pánfila incapaz de expresar sus sentimientos en voz alta, incapaz de decirle a Wilhelm que está enamorada de él. Greta es todo lo contrario a Charlie, es una despampanante morena que sueña con ser la próxima Marlene Dietrich. Atrevida, presumida y a veces un poco arrogante, Greta lo tiene todo para triunfar, excepto el novio adecuado. Viktor Goldstein es el novio de Greta. Un joven judío que podría haber heredado la sastrería de su padre de no ser por cierto dictador bigotudo. Viktor empezará siendo un chico tranquilo, manso y un poco calzonazos, pero irá evolucionando hasta convertirse en un valiente.
Todos ellos prometen que, aunque algunos se vayan a Rusia, volverán a encontrarse en Navidad. No obstante eso no sucede y los personajes van cayendo en una especie de apatía que les hace darse cuenta de cómo es el mundo en el que viven.


A medida que avanza el ejército alemán, Wilhelm en su calidad de oficial se ve obligado a cometer atrocidades o a hacer oídos sordos ante auténticas barbaries que nada tienen que ver con la guerra. Esto le hará empezar a cuestionarse si lo que hace es correcto, si los alemanes se están convirtiendo en monstruos, si el propio Führer es un monstruo. ¿Qué hará a partir de ahora?
En cambio, Friedhelm, el más humanista de todos, se va embruteciendo. Le ha costado, pero por fin ha aprendido que en la guerra los hombres se convierten en bestias y tu principal deber es matar antes de que te maten. Ya no luchas por tu patria, luchas por pura supervivencia. ¿En qué dirección irá el pensamiento de Friedhelm a partir de ahora?
Charlie llegó muy ilusionada al hospital de campaña, pero se ha dado cuenta de que no era como ella esperaba y al principio resulta ser un tanto inútil. Sin embargo consigue superar las dificultades gracias a Lilja, una enfermera ucraniana que además es judía. Cuando Charlie lo descubre se encuentra en una encrucijada. ¿Qué debe hacer? ¿Ser leal a Lilja y guardar su secreto o servir fielmente a la patria y denunciarla?
Las cosas en Berlín se están poniendo muy crudas para los judíos. Viktor tiene que irse y Greta tiene un plan para ayudarlo. Así es como Greta acude a un oficial nazi que, a cambio de sus favores sexuales, la convertirá en una estrella y la ayudará a salvar a su novio. ¿Conseguirá Greta ver cumplido su sueño?
Viktor está nervioso. Sabe que es cuestión de tiempo que vayan a buscarle a casa y lo deporten, pero Greta ha prometido ayudarlo y lo hace. Una pena que Greta confiara en quien no debía: Viktor es finalmente deportado. ¿Qué será de él?
Hijos del Tercer Reich es pura emoción, es alegría y tristeza, es odio y amor, es miedo y valor, es desesperación y esperanza; es todo aquello que experimentan sus protagonistas. Una serie que merece la pena ver, una lección de humanidad y de sentido común para todos aquellos que se empeñan en encasillar las cosas sin tener en cuenta que la vida y la Historia no son sólo blanco o negro. 

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