miércoles, 22 de octubre de 2014

Boardwalk Empire 5x07: Niño sin amigos

Por Raúl S. Saura

*Libre de spoilers como que no. Este artículo sólo está dirigido a quienes hayan visto el séptimo episodio de la quinta temporada de Boardwalk Empire.
 

Por favor, ayúdame

Prometía el antepenúltimo episodio y el penúltimo no ha decepcionado. Boardwalk Empire se va despidiendo a cada vez mayor velocidad y ya no deja tiempo ni para pestañear. Friendless Child (Niño sin amigos) ha sido uno de los mejores episodios en la historia de la serie con dos historias entrelazadas y, de por medio, muchos pactos, rendiciones, pocas concesiones y una promesa (como la que tuviera Chalky) de redención. 

Continúa Nucky la lucha contra los ambiciosos Meyer Lansky y Charlie Luciano con la sosegada ayuda de Salvatore Maranzano que ha comenzado a darse cuenta de que las pirañas, por muy pequeñas que puedan ser, también muerden. Y no respetan coronas ni emperadores. Así, el mayor de los Thompson está mayormente solo, apenas con la ayuda de Micky Doyle (hasta a ellos les llega a extrañar en esa risa, la primera compartida) y su guardaespaldas Arquímides, el cubano que nos ha conquistado a todos desde el primer episodio de esta última temporada con cortaduras de oreja mediante. Es él quien secuestra a Bugsy Siegel como reividincación de su capacidad para hacer daño.

Nucky sabe que el gánsgester judío ocupa un puesto importante en el organigrama de Luciano y Lansky y quiere jugar sus cartas con su cabeza en el secuestro. Pero, de nuevo, ha infravalorado a la pareja. No en su inteligencia, como admitirá más adelante, también en sus escasos escrúpulos para pagar con la misma medicina. Son jóvenes, poderosos e inquebrantables, reclaman la corona con la salvajidad de la jauría y se hacen con el sobrino de Nucky ante la mirada de un desesperado Eli sin compañía sobre la tierra. Así, vuelven a unirse los hermanos para el cambio de secuestrados sin ser capaces de imaginar lo que sucederá.

En cuanto a la trama del joven Enoch, asistimos a su trágico ascenso a sheriff ante la marcha de Lindsay, una figura paterna para él interpretada por Boris McGiver (The Wire, Hourse of Cards, John Adams). Este, asqueado por los delirios de grandeza del Commodore Kaestner, ante el palacio contruído a su figura, ante su degradación por el avance de sus perversiones. Es entonces cuando Nycky ha de trabajar en sus abusos a niños, de los que ya sospechaba, y despachar a los infantes por el país. Trabaja obedientemente, pero repudiado por lo que ve. Aspira a ser un hombre mejor que el decadente Kaestner, la prueba de ello reside en cómo acoge junto con su esposa Mabel a Gillian Darmody y procura cuidarla, limpilarla, darle de comer, vestirla... La tratan como a una hija y su mujer no quiere que la niña regrese al orfanato de donde salió. Nucky tiene sus dudas, sabe que es lo correcto y aún así algo horrible para aquella muchacha tan inteligente con la que simpatiza. Eventualmente escapa, provocando una discusión en la pareja con un siniestro ¿¡Qué esperas que sea!?

Llega la reunión y cuando todo parece que, pese a la agresividad de Meyer Lansky y Luciano, se va a proceder al intercambio, Siegel engaña al sobrino Thompson y lo empuja contra los hombres de sus jefes, iniciando un breve tiroteo donde salen por víctimas Micky y Arquímedes. Nucky ha perdido a sus dos más estrechos (Y FIELES) colaboradores, su sobrino queda preso y ya no tiene ni fuerzas ni ganas para luchar ante unos rivales demasiado feroces. Con pesar, hinca la rodilla. Todo lo que tiene, lo que ha ido adquiriendo a lo largo de su vida, lo entrega para rescatar al hijo de su hermano. Para qué va a seguir luchando: entrega Atlantic City, lo poco que le queda de Cuba que murió junto con Sally. Entrega su patrimonio pero los jóvenes no se contentan con ello, aspiran a todo. Quieren el trono para ellos y en esta historia de ascensos y auges ahora son irrefrenables. Nucky Thompson entrega a Salvatore Maranzano. Eli le daría el tiro de gracia.

Por fin sabe lo que se siente cuando te han derrotado y ya no te queda nada. Solo que en su caso es peor, Jimmy Darmody y Gyp Rosetti perdieron también su vida y no hubieron de sobrevivir con la humillación, con el miedo. Lo sabe y le irrita, tanto que lo tiene que termina por espetar  al joven Joe Harper Haznos un favor los demás y sal de mi puta vista, instando al chaval a que acepte los más de 1.000 dólares que le ha ofrecido. Harper, por primera vez en la serie, como no hiciera antes con Doyle, Maranzano o el mismo Thompson, acepta. Nunca tomar dinero fue más despreciativo.

Nucky está tremendamente solo, sin posibilidad de devolver el golpe mientras Luciano y Lansky se regodean con Torrio y Siegel, mientras Capone parece apunto de caer también gracias a los libros que costaron la cabeza de Van Alden. Su tiempo ha pasado y nadie vendrá en su auxilio, pero todavía puede él rescatar a alguien.

Con sorpresa recibe una carta de Gillian Thompson, aterrorizada en el manicomio. Tras siete años horribles, pide ayuda a Nucky como se la diera en el pasado al sacarla de la calle. De la pillería. Al darle un hogar. Él es la única persona que queda que la conoce, quien ha sido testigo de todas sus acciones en vida para sobrevivir. Ahora ella le implora que la rescate y él, si quiere que su vida haya aportado algún bien, alguna validez, irá en su ayuda. Sin nadie ni nada. 

Genial episodio como el anterior. Arriesgado, como esperemos que sea su final.

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