domingo, 21 de diciembre de 2014

Patrick Modiano: el Premio Nobel de literatura de 2014

Por Katy Rioja Arano


El novelista francés Patrick Modiano recogió el miércoles 10 de diciembre el Premio Nobel de literatura en Estocolmo de manos del rey de Suecia, Carlos Gustavo XVI

Es autor de unas treinta novelas galardonadas por varios premios como el de novela de la Academie Française, el Goncourt y en 2014, el premio Nobel de literatura; este último se justifica “por el arte de la memoria con el que ha evocado los destinos humanos más complejos y por haber desvelado al mundo la época de la ocupación”.

Este galardón era muy esperado en el mundo editorial francés que desde hace varios años lo situaba en la lista de favoritos, aunque nunca en primer lugar. 

Su obra se vertebra en la interioridad, en los matices y en la repetición, de hecho, para algunos, Modiano siempre escribe la misma novela desde perspectivas diferentes y él mismo ha confesado tener la impresión de escribir el mismo libro, discontinuamente, desde hace 45 años. 

Casi todas sus novelas se sitúan en el París de la ocupación, en el régimen colaboracionista de Vichi que tiene lugar en Francia, en la Segunda Guerra Mundial cuando Francia, tras la derrota, pide un armisticio y cede a los alemanes el 55% de su territorio, incluida la capital. El resto del estado francés, sería lo que se conocía como la Francia Libre dirigida por el Mariscal Petain. En esa Francia colaboracionista se dispone que los judíos extranjeros sean excluidos de la vida social y encerrados en campos de concentración o deportados a Auswich donde serán exterminados y esta es la realidad que él interiorizó sin haberla vivido (nace en 1945) y que se convirtió en una obsesión para su obra. 

Patrick es hijo de Albert Modiano, un judío afincado en París que llevaba una vida turbia en el mundo de la estafa y de una actriz belga, flamenca, que realiza frecuentes giras por el mundo. Es el mayor de dos hermanos y las largas ausencias de sus padres hacen que los niños se queden a cargo de sus abuelos, lo cual reforzó el flamenco como lengua materna. Las ausencias de sus padres son tan seguidas que lo bautizan con cinco años y sus padres no estaban presentes. Esto refuerza la unión entre los dos hermanos. Pero Rudy muere con diez años, víctima de una leucemia, y este hecho afectará para siempre al autor que le dedica la mayor parte de sus obras. 

La separación de sus padres, cuando cumple 15 años, lo lleva a un liceo de París donde fue alumno de geometría del escritor, erudito y profesor de matemáticas, Raymond Queneau, que ejerció de padre y desempeñó un papel decisivo en la futura carrera del muchacho. Poco a poco fraguaron una buena amistad que le ayudó a convertir su dolor existencial en creación y esto le salvó la vida porque su adolescencia fue algo convulsa; se escapó del internado, y suplía su falta de dinero robando libros numerados de bibliotecas o de casas de amigos, que vendía, a veces tras haber falsificado dedicatorias manuscritas de los autores que hacían subir el precio de las piezas.

Reniega de su padre, a causa de unas oscuras denuncias y gracias Raymond Queneau, que lo introduce en el mundo literario publica en 1967, con 23 años, su primera novela El lugar de la estrella y ya no dejará nunca más de escribir.

Se casa con Dominique Zerrfuss con la que tiene dos hijas y viven siempre en París donde llevan una vida sencilla; él, muy herido por su juventud, es un hombre obsesivamente tímido, que no concede entrevistas, no viaja para presentar sus libros, es un escritor anti mediático, no le gusta relacionarse con otros escritores, casi nunca sale en televisión, tiene cierta dificultad de palabra oral estoy segura de que para él, la ceremonia de recepción del premio ha sido un “trago duro”, del que ha salido airoso, con un tono, de entrada, vacilante y mucho más seguro a continuación. 

A partir de su tercera obra Los bulevares periféricos (1972), que obtiene el premio de novela de la Academia francesa, se convierte definitivamente en una figura esencial de la literatura francesa.

¿Y cómo son sus novelas? Pues son novelas muy concentradas que trabajan la esperanza de querer recuperar aquello que se perdió en el pasado.

Sus grandes temas son la búsqueda de la identidad y la impotencia ante los abusos sociales y esto hace que el narrador sea solo un observador que recoge los acontecimientos que ocurren ante él. Algunas de sus páginas parecen estar escritas por un detective, desde un lenguaje distante y muy conciso. Nunca nadie dijo tanto, con tan poco, acerca del sufrimiento.

Son novelas breves (entre los 100 y las 200 páginas) pero no son fáciles de leer porque la ausencia de palabras obliga, como lector, a recrear.

El hilo conductor de sus obras son tres circunstancias: la ocupación, la topografía de París y la educación sentimental desde el abandono. 

En cuanto a los personajes, existen de verdad, toma sus nombres del listín telefónico, sin que nadie nunca haya protestado o se haya puesto en contacto con él por este motivo. Dice que es como lanzar una botella con un mensaje al mar, le gusta que los nombres sean reales porque el hecho de que esas personas hayan existido ayuda a alimentar la creación de quienes siempre están investigando algo o tras la pista de un recuerdo o la búsqueda de una confirmación de su historia. Por este mismo motivo en sus escritos aparecen siempre calles reales, garajes que existen y lugares que podemos encontrar en un plano de París. 

Once de sus treinta novelas han sido traducidas al castellano por María Teresa Gallego Urrutia para Anagrama, entre las que destacaré ocho:

El lugar de la estrella, Ronda de noche y Los bulevares periféricos, estas tres obras forman una trilogía conocida como Trilogía de la ocupación

La calle de las tiendas oscuras (1978) que consiguió el premio Gongourt. Este libro es el único que dedica a su padre y lo hace porque tras diez años sin saber de él, un día, le avisan de que había muerto. 

Dora Bruder que escribe en 1997, cuando lee en una retrospectiva del periódico Paris–soir el anuncio detallado de la desaparición de esta muchacha de 15 años. A partir de este acontecimiento de 1940, crea su novela.

Otra novela esencial es Un pedigrí (2005), esta novela interesa porque nos ayuda a entender el universo del autor y las obsesiones que rodean su mundo. En ella el autor se compara con el perro de su madre que se tiró por la ventana porque, quizás, se sentía muy solo. Aconsejable no leerla entre las primeras sino de las últimas.

En el café de la juventud perdida, título prometedor de una novela escrita en 2007, donde recrea el París de su juventud y de los poetas malditos y de la enigmática Louki

Y, su última novela, que se titula Para que no te pierdas en el barrio (2014), y que se publicará en castellano en breve, habla de un escritor que pierde su libreta de direcciones y alguien que la encuentra lo llama y lo precipita en su propio pasado, su adolescencia y su infancia. Esta novela parte de este hecho real que le ocurrió a él mismo, cuando era más joven. 

Todas sus obras, con títulos evocadores, lo hacen merecedor del Nobel por la exposición repetida de unos hechos históricos de graves consecuencias que quedan al alcance de sus lectores para que no se olviden sus graves consecuencias.

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